El corazón y el deporte están estrechamente vinculados: comparten la misma pasión por la vida y la energía. El corazón es el órgano esencial que nos permite practicar deporte con placer e intensidad.
Cuando practicamos actividad deportiva, nuestro corazón late más rápido, bombeando sangre y oxígeno por todo el cuerpo. Nos da la fuerza necesaria para superar nuestros límites, superarnos a nosotros mismos y perseverar en nuestros esfuerzos. El deporte es un auténtico estimulante para nuestro corazón, lo hace más fuerte y resistente.
Pero más allá del aspecto físico, el deporte también nutre nuestro corazón emocional. Nos regala momentos de alegría, compañerismo y superación de nosotros mismos. Nos permite crear vínculos con otros entusiastas, compartir valores comunes y experimentar emociones intensas. El deporte puede ser un auténtico motor de nuestro bienestar mental y emocional.
Nuestro corazón es en sí mismo un gran atleta: debemos cuidarlo porque cada uno de sus latidos nos recuerda que ¡estamos vivos!
La realidad de las siguientes estadísticas requiere que permanezcamos alerta.